martes, 24 de junio de 2014

Camarón Ecuatoriano




El cultivo de camarón se desarrolló principalmente en la región de la Costa, en donde confluyen importantes aspectos naturales que hacen de ésta un lugar excelente para el desarrollo de la acuicultura. 

La actividad camaronera en el Ecuador tiene sus inicios en el año 1968, en las cercanías de Santa Rosa, provincia de El Oro, cuando un grupo de empresarios locales dedicados a la agricultura empezaron la actividad al observar que en pequeños estanques cercanos a los estuarios crecía el camarón. Para 1974 ya se contaba con alrededor de 600 ha dedicadas al cultivo de este crustáceo. 

La verdadera expansión de la industria camaronera comienza en la década de los 70 en las provincias de El Oro y Guayas.

Con este marisco se pueden hacer exquisitos platos como: Ceviche de camarón, sango de camarón, sopa marinera, entre otras.   





Decora tú misma


Las lentejuela y chaquiras son elementos que están muy de moda. Se los puede utilizar tanto en bolsos como en nuestra ropa. Si piensa que es difícil estas muy equivocado todos podemos hacerlo en casa con  hilo, aguja y lentejuelas de cualquier color.  De hecho puedes hasta decorar tu casa. 
Bordar en tejidos los abalorios es una técnica sencilla. El hilo utilizado normalmente es el de algodón, que nos permite una gama de colores muy amplia.
Si deseas bordar sobre otro material que no sea tela, deberás utilizar hilo de nailon.
Las agujas deben ser finas y alargadas, por ello a veces el hilo que utilices será difícil de enhebrar al ser cilíndrico.
Aplasta la punta con las tenazas o los dientes (si es nailon), hasta dejarlo plano.
Si el motivo a bordar es grande, enfila y borda los abalorios de dos en dos, o de tres en tres, dependerá del motivo.



lunes, 23 de junio de 2014

El Ají Seco Místico

A fin de mes es fácil sentirse Tony Stark y dárselas de todopoderoso de la billetera. Eso nos pasó este fin de mes y terminamos pagando 35 lucas por elegir de la carta con dardo y no con calculadora. 
image¿Les ha pasado a veces que la comida rápida ya no sabe igual?, ese instante donde te cuestionas que el Cuarto de Libra con queso sea lo mejor que llegarás a probar. Ahí piensas en la comida de casa y te consuelas con el calorcito de un plato bien hecho, con amor de madre y harto kepchut porque la vieja cocina medio seco. Llamas a la casa para cachar que hay y ¡sorpresa! la señora tuvo la ocurrencia de hacer pancutras, guatita y todos los adefesios culinarios que la ola botó y de ensalada unos ricos cochayuyos con cebolla... ñam, ñam.
Pero por suerte es fin de mes y uno anda de Tony Stark por la vida, comprando comida en vez de los completos de $500 de República, donde por la módica suma de $1000 pesos te comes un Italiano gigante y un vaso de bebida. Te sientes de paladar fino y recuerdas la diversidad cultural de nuestro país, con sus ricas corrientes de inmigrantes que han favorecido... bla bla bla. De vez en cuando supiste por ahí que la comida peruana es reconocida internacionalmente, probablemente en un matinal alguno de los noteros se quedó con la cabeza metida en un plato de ceviche y se los zampó mientras empapaba el micrófono, esas cosas se le quedan a uno dando vueltas y luego es imposible no pensar a qué sabe algo por lo que un hombre arriesga su imagen frente a un país mostrándose con la cara chorreada de jugo y con la cebolla morada entre los dientes.
imageComo nos morimos de ganas de imbuirnos de otras culturas nos pusimos manos a la obra en El Ají Seco Místico y nos mandamos un festín que nos tendrá todo el mes endeudados, hasta el próximo fin de mes seremos pobres como ratas.
Lo primero es contarles que el lugar es precioso, las mesas cercanas a los ventanales ofrecen una bella vista nocturna y el servicio, a cargo de trabajadores peruanos, es excelente. La ornamentación de los platos es acabadísima, con detalles en la forma que hace que por momentos cueste desarmar toda la construcción entorno al plato, es cómo comer una pequeña obra de arte, pero no acaba con lo visual, el sabor abunda en estas comidas, nada parecidas a las nacionales, sin querer ofender, pero aquí hay textura, aroma y sabor muy trabajados, condimentados en la medida justa para hacerlos agradables sin caer en los excesos.
El Ceviche es una locura, quien haya tenido el placer de probar la cebolla morada sabe que no hay comparación con la tradicional, el sabor es fresco y no lleva a la desagradable sensación de estar comiendo algo muy "fuerte", el choclo es otro ingrediente que armoniza extrañamente bien con los pescados, que en el caso del ceviche incluye pulpo, salmón, yuca (muy similar a la papa pero más mantecosa) y todo acompañado de limón de pica.
Como plato de fondo un Arroz Chaufa tres sabores, con carne, pollo y camarones... colapso mental aparte el saber que el arroz estaba cocido en jugo de carne asada, el resultado, el mejor arroz del mundo mezcla de la herencia china que los peruanos tan bien han sabido explotar en su gastronomía.
imageY como no hay segunda sin tercera nos fuimos por la sopa, que fue nada más y nada menos que un Chupe de Camarones, que a diferencia de la versión nacional es más líquido y va acompañado de zapallo y papas. Al principio la impresión fue un poco extraña, el plato estaba bien montado, característica de cada cosa que comimos o vimos pasar, pero ¿un chupe aguachento?, pero el olor llama y la curiosidad nos hizo descubrir que a pesar de parecer muy líquido no lo estaba, era más bien un termino medio entre crema y sopa lo que lo hizo muy agradable, si hay algo que falla es la conservación del calor en el plato, después de todo no son de greda.
Postre, postre, postre, no puedes ir por comida peruana sin terminar pidiendo un Suspiro Limeño, sería muy poco ético de nuestra parte no preocuparnos por transmitir la experiencia dulce de la noche. Merengue suave y dulce espolvoreado con canela, frío bajo el cual se oculta la mezcla dulce y cálida que le da vida a este postre, una combinación que se desliza por la garganta suavemente.
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Lo cierto es que luego del cielo viene la cuenta y el palo pega fuerte si uno no elige lo más "cómodo" (eufemismo de nuestros vecinos para barato) de la carta, en total fueron 35 mil 700 pesos, aquí la propina es opcional y no hay sugeridos ni presiones, salvo recordar la excelente atención y pensar que después de todo incentivar el buen trabajo esté aquí más que en ninguna otra circunstancia en las manos de uno. Cerramos los ojos y rogándo porque los precios de Transantiago no subieran, dejamos el 10% con todas las ganas de hacer de las salidas culinarias un hábito.

Mar de Viña: Tenedor Libre, no existen las dietas


Ir a un tenedor libre es aceptar un desafío donde el honor está en juego, ¿Quién puede más tu estómago o el administrador del restaurant? Lo primero es prepararse mentalmente para afrontar la avalancha de comida que invadirá tú mesa, lo segundo es no comer al menos tres horas antes del round para no caer knockout. Una vez consciente del tremendo sacrificio que nos espera es importante escoger un compañero digno de hacerse parte en la batalla, alguien cuya hambre sólo se vea opacada por la del Chavo del ocho... un amigo de verdad que además tenga 13 mil pesos, ni tonto pa´invitarlo.
Carne, Carne.
Mar de Viña es un tenedor libre  emplazado en José Manuel Infante #1232, Providencia, y destaca de inmediato por la iluminaciòn y el ambiente que se aprecia en su interior, si tienes la oportunidad de escoger mesa, ojo que en la página recomiendan reservar, es una buena idea acomodarse en las mesas que dan a la calle para mirar por la venta cómo las luces del interior parecen flotar sobre la avenida, en una ilusión óptica que agrega una vista inesperadamente bella.
Salmón
Allí podrás probar una gran cantidad de platos, aunque la variedad es escasa y si pasa el tiempo suficiente en la mesa notarás que algunos se empiezan a repetir. Desde pastas, pasando por  canes, hasta los diversos productos de nuestro mar, todo pasa por la mesa en un desfile de garzones que sólo se ausentan para ir por más.
Picoroco
Las ventajas, claramente el precio y la calidad de la atención; el principal contra es lo fome que acaba siendo comer varias veces lo mismo, aunque de vez en cuando nos sorprenden con un pastel de choclo que en esta temporada siempre se agradece.
Lo mejor es la hora del postre. cuando un mozo llega con una bandeja con toda la variedad de postres, que ahora sí es amplia, los presenta y luego hay que escoger... difícil labor para los amantes del dulce. En esta ocasión los elegidos fueron el tiramisú y las papayas al jugo. El primero notable, sin llegar a ser el tan anhelado postre perfecto si tenía la textura cremosa que se esperaba de él, las papayas por su parte estaban buenas sin llegar a brillar por su sabor.  Tiramisú
Una advertencia a tener en cuenta es la de reconocer la saciedad como un estado y no como una derrota, siempre se puede volver y continuar con el saqueo a las cocinas.

Como la Piccola

Hay cosas que uno puede perdonar cuando sale a comer, que al garzón se la caiga la "sh" que la soda llegue tibia, que le falte sal a la comida, que la presentación del pato diste mucho de ser una obra de arte, que te traten de señora cuando uno es una digna y feliz señorita, aún, que el mantel tenga más manchas que Cecilia Bolocco, etc.  Pero hay pecados mortales que hacen que la atención sea como la Piccola. 

Pasta de La Piccola Italia
Pasta de La Piccola Italia
La tarde de ayer mientras andaba por el centro me acordé de La Piccola y mi amor por las pastas resurgió nuevo y más apasionado que nunca. Caminamos  y después de mucho andar llegamos al Ristorante que está a un costado del Hotel San Francisco. Primero fue la espera por la atención de  las anfitrionas que  te acomodan en mesas de lo más absurdas, al lado de la mesa de servicios. Eso no habría sido problema de no ser porque habían más mesas disponibles, en vez de transformar la visita en una experiencia grata la ensucian con incomodidades innecesarias. Luego de eso y cuando estuvimos solos nos cambiamos de mesa y esperamos otra una eternidad por un garzón... todos estaban muertos de la risa en una esquina y ninguno atendía, muy mal.
Pero ahí no termina la tortura del servicio. Luego de pedir una botella de vino de 750cc nos traen una de 350, harta la diferencia, y nos informan vez tras vez que lo que pedimos no está disponible, nos conformamos con unos gnocchi y unos ravioli rellenos con carne. La comida rica, nada que decir, la salsa intensa acompañada de una generosa porción de parmesano y un toque suave de crema, una delicia. La temperatura del vino también estaba bien.
Entrada
Una vez concluida la comida pedimos la cuenta, el garzón la trajo y aprovechó de informarnos que teníamos que dejarle propina aparte porque no estaba sugerida. Ok, el diez por ciento por primera vez nos pareció un exceso, porque el servicio pésimo ameritaba más un reclamo que una propina. Nos ahorramos las dos cosas.